27 enero 2007

IZQUIERDA UNIDA DE CAPA CAIDA

Mal, muy mal andan las cosas en Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid, cuando han tenido que cambiar al candidato a la Comunidad, Gregorio Gordo, por su compañera Inés Sabanes.

Mal andan cuando las minorías se imponen a las mayorías, y cuando los vientos de cambio, actualización y libertad son frenados por los aires de la Casa Común de la Izquierda o los presuntos intereses inconfesables de algunos.

Y mal, peor andan las cosas en Izquierda Unida de Getafe cuando la UGT, mamporreros del PSOE de Castro, le hacen la cama a Ignacio Sánchez Coy pretendiéndole quitar la empresa LYMA.

Lo llevamos diciendo hace mucho tiempo. Las cosas se ponen muy, pero que muy feas para el PSOE madrileño y getafense, y en momentos como este, los ataques se suceden a rivales y asociados.

Izquierda Unida estaba intentando en la Comunidad de Madrid buscar un lugar propio de identidad, de identidad real de la Izquierda. Con Fausto Fernández e Inés Sabanes la anterior campaña electoral fue pro-PSOE a todas luces; de hecho, Sabanes le hizo el trabajo sucio a Trinidad Jiménez enfrentándose a Gallardón, saliendo tan vapuleada, que perdió votos y, sobre todo, la confianza de las buenas gentes de izquierda de Madrid.

Ya lo hemos dicho, tanto Gaspar Llamazares como Inés Sabanes están pensando más en la Casa Común del PSOE que en su Coalición. Se les nota tanto que atufa a transfugismo, a entregismo, a traición a sus propios compañeros, camaradas y electores. No es nuevo: Santiago Carrillo, Cristina Almeida, Antonio Gutiérrez, y el sin adjetivo López Garrido, más zapaterista que Miguel Sebastián.

La lucha cruenta en el interior de Izquierda Unida-CAM era sobre las ideas no sobre los candidatos. Era la batalla por una identidad propia contra un seguidismo vergonzoso. Era la renovación hacia la Izquierda contra el acercamiento ruin hacia el centro-izquierda.

Gregorio Gordo actuó honradamente pero con inocencia, pensando que con el noble acto de poner su cargo a disposición se llegaría a la solución lógica: la mayoría se impone a las minorías (muy pequeñas, por cierto, y basadas en intereses personales, algunos en relación con ciertos ladrillos) Pero le ha salido mal la jugada y le han apeado de la candidatura. Su compañera y rival Inés Sabanes será la candidata a la Presidencia de la Comunidad. Gordo, a casa.

Detrás, además de ciertas estrategias políticas de pensamiento y actuación, está la larga mano del PSOE-Simancas. Gregorio Gordo se había quedado ronco de anunciar que nada estaba pactado con el PSOE y que su intención clara de evitar que la Derecha-Esperanza Aguirre volviera a gobernar, no era patente de corso para Rafael Simancas y que todo se hablaría y negociaría en su momento; es más, Gordo añadía que en estos momentos, la cosa estaba más difícil que fácil en cuanto a llegar a un acuerdo con el PSOE de Madrid.

Rafael Simancas sabe que el solo no se come un colín y que la única posibilidad de arrebatar el poder a la Presidenta es fundiéndose con Izquierda Unida. Con Gordo era complicado. Con Inés Sabanes chupado.

Lo cierto es que la campaña por la Comunidad va a ser una reedición de la campaña por el Ayuntamiento de hace cuatro años: Sabanes haciendo de poli malo y Simancas de poli bueno; Sabanes perdiendo votos y Simancas haciéndose con los votos de la Izquierda, votantes que no pueden confiar en una Coalición de Izquierdas entregada al Centro-Izquierda socialista.

Izquierda Unida con Inés Sabanes al frente puede desaparecer, eclipsarse de tal manera que su presencia sea testimonial; cuando en realidad, la política madrileña necesita de una fuerza que mantenga la línea izquierdista contra el Liberalismo salvaje de Aguirre-PP y el Liberalismo del PSOE.

Y en Getafe...

Más de lo mismo. Ahora sale UGT, brazo sindical del PSOE (recordemos los 25.000 millones de pesetas que Rodríguez Zapatero le ha regalado, injustamente, al sindicato para librarle de la ruina y desaparición, y cuyo pago ya se está cobrando el partido de Ferráz, en todos los órdenes) y le quiere arrebatar la empresa pública LYMA a Ignacio Sánchez Coy. Dicho así suena mal, lo sabemos, pero es román paladino.

Izquierda Unida quiere continuar controlando LYMA por tres motivos: primero porque es una fortaleza política para Sánchez Coy y su equipo. Segundo porque es la única manera de mantener en marcha una empresa de integración social. Tercero, porque si se lleva a cabo la idea de UGT y José Manuel Vázquez, es decir, del alcalde Castro, al municipalizarla de nuevo se da el primer paso para la privatización.

Pero Sánchez Coy, de nuevo, ha pecado, como su colega Gregorio Gordo de inocente. Aunque UGT no tiene mayoría en LYMA, muchos de los trabajadores son amigos del PSOE y agradecidos del Conde Castro, por lo que la recogida de firmas en favor de la tesis de alcaldía ha sido mayoritaria.

Mal están las cosas para IU. Para que el PSOE retome las fuerzas que le faltan tiene que debilitar a Izquierda Unida. Ya lo está haciendo.

Gordo, que viene de Getafe, ha caído. LYMA puede caer. El eclipse político sobre los socios de Izquierda Unida es constante y se va a incrementar. Y es que Pedro Castro necesita todos y cada uno de los votos de Izquierda Unida para vencer a José Luis Moreno. Y para ello hará todo cuanto pueda; recordemos que el Conde es un extraordinario estratega político y tiene, aún mucho poder; sobre todo mediático.

Se dice que el Partido Popular tiene un enorme problema político: que tiene que ganar por mayoría siempre porque no encontrará aliados nunca; tanto a nivel nacional, regional o local. Cierto.

Pero Izquierda Unida tiene el mismo problema. Su afán de impedir que la derecha-PP gobierne le supedita automáticamente al PSOE, por lo que su identidad y presencia es fagocitada por la Casa Común.

Izquierda Unida está tornándose testimonial en todos los ámbitos de poder. Es su principal problema, asunto que no parecen entenderlo. Algunos sí, precisamente los que están deseando dar el paso al Centro-Izquierda.

Con las cosas como están, Madrid seguirá siendo de Gallardón y la Comunidad de Aguirre. ¿Y Getafe? eso es otro cantar.

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