07 noviembre 2006

SIMANCAS vs MONTILLA

Lo que está pasando en Cataluña nos tiene que hacer pensar en Madrid. Montilla, jefe del PSC se ha enfrentado al PSOE y al propio ZP y no pasa nada. Simancas no sólo no se atreve a enfrentarse al PSOE y a ZP sino que ha permitido que el presidente del Gobierno humille a todo el partido socialista de Madrid. Simancas se quiere presentar como alternativa a Esperanza Aguirre, pero no pasa de ser un don nadie en la política regional y en su propio partido.... / Pero Pedro Castro es una auténtica alternativa a Esperanza Aguirre, y esto ya lo he dicho...

Montilla el charnego catalán, ha mandado a hacer puñetas el acuerdo “secreto” entre Zapatero y Mas, ese que se consiguió después de muchos cigarritos en Moncloa (véase Moncloa, Presidencia del Gobierno, y no Ferraz, feudo de los socialistas) Pero no pasa nada. La ruptura entre el PSOE y el PSC se aproxima, ya que para los socialistas catalanes, depender orgánica y acrónimamente del PSOE es lo mismo que estar supeditados a Madrid, lo que es intolerable; máxime con otro charnego como Rovira controlando el gobierno autonómico catalán.

Montilla, hasta hace diez días ministro del país, ha traicionado a su jefe de filas. Aunque en realidad, el gran traidor ha sido, una vez más, José Luis Rodríguez Zapatero. Primero traicionó a su socio de la Ezquerra, Rovira, forzándole a dimitir, cuando, en realidad, le estaba haciendo el trabajo sucio. Después traicionó a Maragall, a quien ha humillado y dejado a los pies de los caballos; claro está, Pascual se ha vengado colocando las elecciones en día festivo, de forma que la abstención se ha disparado, lo que ha supuesto, entre otras razones, la pérdida de muchos escaños para el PSC.

Ahora el traicionado es Arturo Mas, el convergente, que se ha quedado con dos pares de narices, agraviado, vilipendiado y engañado. Todo estaba preparado. Más en Cataluña y ZP en España. Pero llega el camarada Montilla y lo manda todo a la mierda (permítanme la expresión) Cataluña fue un caos con el Tripartito, amén de suponer la finitud de la españolidad en esta región autónoma, donde está prohibido hablar, aprender, escribir y expresarse en español, bajo pena de multa y desprecio público. Ahora con Rovira como vicepresidente, los castellano-parlantes tendrán que hacer sus maletas; Montilla, cordobés él, no, pero el resto si.

Pero el trasfondo lo encontramos en la debacle absoluta en que ha caído el PSOE con ZP al mando. Es cierto que el partido socialista, otrora obrero y hasta hace poco español, es federal, o sea, que se compone de distintos partidos unidos en torno a un sistema federalista y, por lo tanto, con independencia. Pero esto no quita para que todos sean o debieran ser PSOE. Y si no ha de ser así, cosa que les compete e importa sólo a ellos, la verdad, debería ser para todos los PSx del país, por igual. Pero no es así.

El PSC de Montilla hace y deshace a su antojo, menospreciando e ignorando el “poder” (¿tiene alguno aún?) de Zapatero, de su Secretario General. Maragall estuvo a punto de romper con Ferraz y lanzar al PSC en solitario, pero los puñales aparecieron por doquier y acabaron con la vida política del Honorable en funciones.

Mientras tanto, al PSM, es decir, la antigua Federación Socialista Madrileña, ahora Partido Socialista de Madrid, Zapatero la ha ultrajado e insultado, colocando a un colega como candidato a la alcaldía de Madrid, candidato claramente perdedor. Ferraz se ha pasado por el arco de sus atributos el derecho del militante socialista a elegir candidato. Se les ha robado el derecho de Primarias. Pero es más, no se ha escuchado la voz del PSM y se ha impuesto, por dedo-decreto a un señor desconocido para todos.

El insulto no tiene nombre. Pero ahora, con la hazaña catalana, la afrenta se ha transformado en crimen emocional. Simancas es nadie en el PSOE, ha quedado claro. Pero para ZP los socialistas madrileños son menos. En Cataluña no se ha atrevido a intervenir. Pero en Madrid ha impuesto su criterio, único, gratuito, caprichoso y, se podría decir estúpido, al presentar a un señor que no tiene ninguna posibilidad.

No es un asunto exclusivamente interno del PSM o del PSOE, sino que atañe a todos los madrileños, quienes tienen derecho a que el principal partido de la oposición cuente con el respeto debido. Simancas, como candidato a la presidencia de la Comunidad, debe contar con el respeto de los ciudadanos para plantear correctamente su programa político. Pero la realidad es que nadie puede confiar en un sujeto que se ha dejado menospreciar políticamente y encima insultar en público, haciéndole acudir a la presentación del desconocido (ambicioso banquero) independiente y obligarle a decir que no pasa nada y que todos los socialistas están contentísimos con la elección. Para colmo de sorna, el amigo de ZP no ha dimitido aún de su cargo en Moncloa y quiere mantenerse independiente. No caben más afrentas.

Pero de largo le viene a Simancas. Rafael no tiene más mérito que haber pacificado al PSM. Por lo demás, sus logros son nimios, entre ellos, el Tamallazo que, recordemos, aconteció ante la nefanda habilidad negociadora de Simancas con su compañero Tamallo, el mismo que aupó a Zapatero a la Secretaría general, derrotando a José Bono (hay que ver que contento se le veía esta mañana al manchego en Antena 3) El PSOE-PSM ha luchado por echarle la culpa al PP, pero lo cierto es que las traiciones fueron de Simancas a Tamallo y de éste a Simancas; con el resultado más vergonzoso de toda la democracia española, incluyendo a Filesa. Unos compañeros socialistas que no consiguieron ponerse de acuerdo en el reparto de prebendas y cargos y saltó la bomba que llevó, en segunda vuelta, a Esperanza Aguirre al sillón presidencial. Recordemos, además, que Rafael Simancas nunca ganó, y tendría que haber pactado con IU para hacerse con el sillón presidencial

Y hablando de Filesa, ¿se acuerdan del mayor escándalo económico felipista? Ahora a Simancas le ha salido otra cosa que, sino igual, se le va pareciendo: Ciempozuelos. En efecto, al jefe del PSM le han salido otros dos compañeros (antes camaradas) pícaros y sinvergüenzas (esperemos al juicio para condenarlos) que ya están con sus huesecitos en la cárcel. 40 millones de euros en juego, de los que sólo se sabe de 1. ¿Dónde están los otros 39? El juez está detrás de ellos, pero hay muchos nervios en el PSM, porque, quizá, la sombra de Filesa se atisba en lotananza.

Triste la situación de los socialistas madrileños. Esperanza Aguirre cada día más fuerte. Gallardón el faraón con nadie a quien enfrentarse (y ya tiene delito que este alcalde, el peor de la democracia, el que ha endeudado a la ciudad por años solamente por su caprichoso ego, vuelva a salir ante la falta de alternativa) Y Simancas ninguneado por su partido e ignorado por el pueblo, sumido ahora en un escándalo sin precedentes y con un racimo de follones ladrilleros en ciernes en las muchas alcaldías madrileñas gobernadas por socialistas.

Madrid, ciudad y región, no se merece esto. Los socialistas tampoco. Necesitamos a una oposición fuerte que haga notar los valores del centro-izquierda. Pero con Simancas es tarea imposible. Habló del ladrillo y le saltaron los 40 millones de euros a la cara. Habló de democracia y le impusieron al candidato zapateril. Suma y sigue.

Aún hay solución, y el PSM podría colocar a otro candidato a las elecciones regionales. Yo sigo apostando por el alcalde de Getafe, Pedro Castro, quien lo va a pasar muy mal en la ciudad, sabida la fuerza y posibilidades de José Luis Moreno, y ante el clarísimo ascenso de Izquierda Unida gracias al trabajo de izquierdas de Ignacio Sánchez Coy.

Castro puede, con facilidad, perder la alcaldía, o al menos, sumirse en el ostracismo como le ha pasado a su compañero de Leganés, eclipsado por la fuerza y los votos de Raul Calle, el flamante dirigente de Izquierda Unida.

Pero Pedro Castro es una auténtica alternativa a Esperanza Aguirre; y esto ya lo he dicho. Simancas no conoce la política regional, porque no se entera (¿le eclipsa Porta?) mientras que Castro controla con seguridad y soltura los avatares regionales, a fuerza de lidiar con los consejeros y la propia presidencia. Simancas no tiene ninguna experiencia en el mando. Pedro Castro lo domina espléndidamente después de 23 años al timón de un ayuntamiento difícil. Simancas ha demostrado no saber negociar. Castro es un habilidísimo estratega y negociador, probado en mil batallas. Simancas es el pasado más oscuro del socialismo madrileño después de su pelea con Tamallo. Pedro Castro es el artífice de una ciudad moderna y avanzada; todo más que ahora su proyecto está caduco porque los años pasan para todos.

Que mejor final político para Pedro Castro que enfrentarse a la todopoderosa Aguirre en la batalla por Madrid. En caso de ganar, sería el epílogo a una extraordinaria carrera política. En la posibilidad de perder, sería perdonable, toda vez que fuera la primera ocasión en que Castro acudiera a este tipo de elecciones.

¿Y Getafe? Nada pasaría, porque para enfrentarse a José Luis Moreno quedan dos excelentes concejales (tres diríamos, pero a David Castro sólo le apoyamos nosotros que vemos en su trabajo mucho más que la sombra de su padre, observamos una gestión seria y silenciada por intereses ocultos de su propia agrupación) Santos y Lucas, quienes en realidad controlan el Ayuntamiento y han probado con creces su capacidad política y gestora ¿Quién creen que está frenando el escándalo del ladrillo en Getafe? ¿Quién creen que frena las luchas internas del PSOE en Getafe?

Desde luego, la cosa es para pensárselo. ¿O no?

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