06 marzo 2007

LOS MOLINOS-BUENAVISTA, UN PROBLEMA DE PROMESAS

Leemos en la prensa comarcal que el concejal de la cosa en Getafe acusa al Partido Popular de Esperanza Aguirre de retrasar la selección de los agraciados con una parcela urbanizable en los nuevos desarrollos de Los Molinos-Buenavista. Se debe entender en clave electoral, porque no hace mucho, el mismo político getafense aseguraba que el retraso se debía a la ingente cantidad de proyectos presentados.

Sea como fuere, las elecciones se acercan como un caballo a galope, y los políticos de la ciudad, sobre todo los que conforman el Gobierno local, están que se suben de los nervios. Y la vivienda, se presenta como un conflicto ciudadano a las puertas de las urnas.

Que la Comunidad de Madrid va lenta en cuanto a la selección es claro. También es cierto que el Ayuntamiento les ha ofrecido colaboración y ha sido rechazada. Es lógico. Esperanza Aguirre no tiene ninguna prisa y anda haciendo bien las cosas; o sea, vísteme despacio que tengo prisa.

¿Quién anda con prisas y nervios? El Conde Castro, porque las elecciones le pintan mal y porque tiene a muchos vecinos esperando casa y a muchos, muchos promotores esperando parcelita. Y es que no se puede prometer el oro y el moro, sobre todo, cuando no se tiene ni lo uno ni lo otro.

Ya hemos dicho que el número de parcelas prometidas para asociaciones vecinales amigas, casas regionales, promotores cercanos, etc. son muchas más de las que el alcalde puede otorgar; que es ninguna, porque no está la Tercera Planta del Castillo haciendo la selección, sino la Comunidad de Madrid.

Pero tanto la concesión de parcelas como la construcción de las casas es un tema local, de importancia supina local (aunque es bien cierto que inflado por los políticos, para sus intereses partidistas, que ahora se les cae encima como una losa) y con las elecciones a cinco minutos, el marrón se lo comerá el alcalde.

Cada día que pasa sin resultados finales crecen los nervios. Sobre todo, porque muchos de los que esperan con la mano tendida el favor del Conde, como siempre, saben, cada día lo tienen más claro, que las cosas están muy malitas para la coalición de Centro-Izquierda; conocen que Moreno está a haces; y no ignoran que se puede caer la Red condal, y ellos, como prebenderos, con ella.

Por eso mismo hay tanta firma de Convenio. Por eso mismo hay tantos movimientos orquestales en la oscuridad para asegurarse un futuro (locales, subvenciones, etc.) El Conde no tiene seguro repetir, pero sus acólitos, que se cuentan por cientos (hay quien dice que por miles) lo tienen mucho peor, porque en el mejor de los casos, Izquierda Unida tendrá mucho más que decir que ahora, y a un montón de arrimados se le va a acabar el plato de sopa caliente al que el Castillo les tenía y tiene acostumbrados.

¿Por qué sino ha comenzado a toda velocidad la obra de la Casa Regional de Murcia? Hasta hace pocos meses no había ninguna prisa. Es decir, cuando las cosas pintaban seguras para el Conde Castro, no había problema de tiempos. Ahora, con la realidad política getafense, hay que correr para terminar y poner la mano antes de que sea demasiado tarde. Cierto regionalista murciano tendrá mucho que decir cuando extienda la mano y le caigan los euros públicos del Ayuntamiento; es decir, nuestros euros.

Volviendo a Los Molinos-Buenavista, y para terminar, hay que recordar, y no nos cansamos de ello, que Izquierda Unida pretende luchar porque todas las viviendas, las más de 1200 que le corresponden al Ayuntamiento, las haga la EMSV. No está el Conde por la labor, ya que hay cierto gestor, muy metido en ambientes futboleros, que espera con ansia la ayuda de estos cientos de viviendas para solucionar su problema. Pero ha de saberse que, además de este gestor, otros muchos, a los que se les había prometido futuro, acudirán a la Planta Noble del Castillo a pedir cuentas, al quedarse fuera del reparto oficial. Y algunos de estos, tienen muchos carnés socialistas como arma arrojadiza, lo que le pondrá en un nuevo brete al Conde Castro, sobre todo si las cosas salen mal en las elecciones y pierde el sillón o la cómoda mayoría (injustamente desarrollada) de la que ahora goza.

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