El Dorado es un mito histórico, un lugar sagrado, oculto, secreto, olvidado, el lugar más deseado por todos, el recinto donde se encuentra el mayor de los tesoros conocidos. Un espacio sólo reservado a los elegidos.
Así mismo, en Getafe, Capital de tantas cosas, tenemos nuestro propio El Dorado: un sitio para aparcar. El cotidiano hecho de aparcar nuestro coche se ha transformado en la Búsqueda de El Dorado. O la Búsqueda del Grial. O la Búsqueda del Arca de la Alianza... Algo que todos pretenden y sólo los elegidos, cada día menos, consiguen.
El Gobierno del Conde Castro lanza dos noticias: la primera que desde 2003 han creado 507 plazas en superficie de aparcamiento. La segunda, que por mor de un Convenio con los empresarios getafenses, se recomienda el uso del aparcamiento municipal de la Plaza de la Constitución.
Aparcar en Getafe se ha convertido en algo imposible. Para ir a un barrio tienes que aparcar en otro colindante, sobre todo en la almendra getafense que rodea al castillo. Es una de las principales quejas de los ciudadanos, cansados, hastíos de no poder circular. Todas las obras del mundo a la vez, todas las calles levantadas, vías cortadas, cambios de sentido... Y todo porque llegan las elecciones, y el Conde quiere mostrarnos una ciudad más bonita, más agradable, más cívica. Pero la realidad es otra. Cuatro años pintando a la mona y cuando quedan pocos meses abren la ciudad de punta a punta con obras y mejoras. ¿Por qué no empezaron a arreglar la ciudad al día siguiente de tomar posesión del cargo? No. No, es mejor hacerlo cuando quedan pocos días para la cita electoral, para que se note más.
Circular por Getafe, dificilísimo. Aparcar imposible. Además de las zonas para peatones, el gobierno de Castro se ha lanzado a colocar señales de carga y descarga por doquier. Total, que el resultado es de cientos de plazas menos para dejar el coche.
Ahora se descuelgan informándonos de que han creado 507 plazas de aparcamiento en superficie. ¿Pero, cuantas han quitado? Ese número no lo dicen, porque seria para echarse a reír, o a llorar.
Además, nos invitan a utilizar el aparcamiento público de la Plaza de la Constitución. Veamos el chiste.
Resulta que este parking suele estar repleto a partir de las 10:00 de la mañana, porque en él aparcan sus coches (o los nuestros) los muchos cargos que tiene este Gobierno local. Pero lo mejor de todo es lo que te encuentras cuando tienes suerte y hay plaza libre. Primero has de saber que sólo puedes usar la planta primera, porque la segunda está reservada a las Autoridades y cargos municipales. Si encuentras tu plaza libre a la primera, y no tienes que ir marcha atrás para dejar a otro, porque la estructura está muy mal diseñada, te encuentras con una desagradable sorpresa: NO PUEDES CERRAR EL COCHE si es de los modernos con cerradura electrónica (la mayoría) porque tiene un sistema de inhibición de mandos o bloqueo por seguridad. O sea, que te marchas con el coche abierto y expuesto a los cacos; porque la vigilancia es cero patatero.
Primeramente, deberían avisarlo antes de entrar y recoger el boleto de pago, porque a lo mejor, no quieres arriesgarte a un robo. Segundo, debería haber vigilancia real de forma que, al menos, estuviera controlado. Tercero, ¿quién se hace cargo de un robo cuando las puertas están abiertas?
Eso sí, podemos usar el transporte público, sobre todo si queremos llegar tarde, porque ese es otro de los problemas del Conde que sufrimos los ciudadanos: los maravillosos autobuses urbanos.
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