No lo iba a hacer y no lo ha hecho, principalmente porque D. José Luis, pese a los resultados getafenses, es un valor en alza, y no porque los caballeros de la Marquesa hayan conseguido un concejal más, esa es la pirria excusa para justificar su derrota, sino porque las cosas se han hecho bien en el Partido, se ha contado con la jefatura madrileña, se han visto apoyados por la Puerta del Sol y Getafe, pese a Parla, sigue siendo cabeza de puente para la presidenta regional.
El Castillo se presentó inconquistable, y es que entre los caballeros de uno y otro partido que conforman el gobierno local, hay demasiados intereses de ladrillo y vivienda como para perder el Poder. D. José Luis lo intentó, pero calculó mal o jugó mal alguna carta (tiempo habrá de sacar cosas a la palestra) pero el Palacio de la Marquesa le había seguido de cerca y sabía que el político getafense no se podía quemar otros cuatro años luchando en los torneos amañados del Conde.
El lugar al que le manda la presidenta es más que curioso: la Dirección general de Infraestructuras y Servicios de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid; Educación, precisamente uno de los caballos de batalla y lugar de escaramuzas sin fin de Dña. Esperanza y el Conde Pedro. De hecho, éste se ha reservado para esta legislatura las dos concejalías más políticas en cuanto al enfrentamiento constante del PP y PSOE madrileños: Educación y Sanidad; ésta última arrebatada a Izquierda Unida, para evitar que los Izquierdistas de D. Ignacio saquen rédito político-electoral de las luchas con la Marquesa.
Colocando a D. José Luis en Educación, teniendo en cuenta su profundo conocimiento del Castillo y que va a seguir gobernando sobre el Partido en la ciudad, Dña. Esperanza coloca a uno de sus senescales más preparados y el que más conoce al Conde Castro para combatir con él en los valles educativos; cuales, por cierto son una de las puntas de lanza de la campaña Zapatero vs Rajoy.
Además, desde su despacho en la calle Magdalena, D. José Luis va a continuar oteando el horizonte y las marcas del Castillo, pero ahora, desde su atalaya palaciega, podrá hacer mucho más daño político al Conde en sus constantes (y en muchas ocasiones justas y veraces) críticas a la gestión educativa de la Comunidad.
Dicho de otra manera, la Marquesa ha puesto una china dañina en los zapatos del Conde.
Esto no ha comenzado aún y ya está muy, pero que muy calentito. El caso es no dejarnos descansar.
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